LA TRIBUNA DE TALAVERA. Local
02/02/2011
Obras
Nicolás Varas elabora un panel de 1.386 azulejos tras la decisión del Ayuntamiento de incluir cerámica artística en el proyecto para zanjar la polémica de los cascotes de ladrillo.
Manu Reino
Natalia Tejero
El ceramista Nicolás Varas se afana en la elaboración del mural artístico que decorará el Cordel de las Merinas, que está siendo recuperado con cargo a los fondos del Plan E. El Ayuntamiento le encomendó esta tarea a principios de diciembre, tras modificar el proyecto ante la polémica surgida por la instalación de cascotes de ladrillo en una parte del itinerario. La «explosión de cerámica machada», que es como se bautizó a esta propuesta cuestionada desde diferentes ámbitos, se mantiene, pero el equipo de Gobierno ha rectificado el proyecto sobre la marcha para incluir una verdadera manifestación del arte talaverano, a la que se destinará el 1 por ciento del total del presupuesto, unos 10.000 euros.
En su taller, Varas va realizando la obra a contarreloj. El plazo de entrega expira a finales de este mes y ya lleva ejecutada la tercera parte del proyecto. Como avanzó a La Tribuna, el mural cerámico está compuesto por 1.386 azulejos, que se desplegarán a lo largo de 23 metros, con una anchura final de 1,30. El panel estará instalado en un mirador de forma circular, «para que se pueda ver desde cualquier dirección», explica el ceramista, que afronta por primera vez en solitario un trabajo de esta envergadura, aunque de su mano han salido otros murales, como los que decoran el Museo del Bordado de Lagartero, o una recreación del cuadro de Goya ‘Los fusilamientos del 3 de mayo’, su último encargo, compuesto por 150 azulejos.
Varas participó en la elaboración del mural de Orán de la empresa San Ginés, y ahora aplica esa experiencia en su propia obra. Una parte del diseño tiene el eco de la primera. El propio ceramista reconoce que ha utilizado el trazo largo y la mano alzada para pintar la vegetación, uno de los elementos principales que se podrá ver en el Cordel de las Merinas. «Así se aprecia en la distancia y se le da movimiento», señala.
El diseño, supervisado por la concejala de Medio Ambiente, Rosa Bello, y por la arquitecta Natalia Bielsa, alude al nombre de esta antigua vía para el ganado. Recrea la oveja merina que da nombre al itinerario y hay una profusión de flores y vegetación, que el artista ha ideado basándose en las especies que se plantarán a lo largo del recorrido. Incluye también una cartela con la denominación del cordel y el escudo del Ayuntamiento de Talavera.
Las reminiscencias a la obra con destino a Orán llegan también a la paleta cromática, que sobrepasa la típica talaverana. Hay verdes, azules y amarillos, pero también rojos para dar fuerza a la composición.
«Creo que va a quedar bastante bien», indica el ceramista, que avanza que la inauguración se producirá en marzo, según los planes del Ayuntamiento.